31 de enero de 2018

Simbología

Uno de los temas que prefiero para pensar, escribir o inspirarme en general, es la simbología universal.

Reconozco que, como todos los temas está sujeto a trampas en las cuales es sumamente fácil caer. En mi caso ocurre que hay culturas que me resultan tremendamente fascinantes pero que, al estar tan separadas de mi tradición hispánica, catalanista y, si uno quiere, incluso europea, carezco de los fundamentos culturales que me permiten la aprehensión íntima de todos esos símbolos tan atrayentes.

En cualquier caso, escojamos el símbolo que escojamos, siempre nos llevará de viaje a través de la historia, la cultura y la sociedad de cada  pequeño pueblo y región. Algunos iconos afortunados, debido seguramente a situaciones de poca fortuna, consiguieron expandirse un poco más allá. Y otros llegaron realmente lejos, aunque con matices geoculturales, por supuesto.

En mi opinión existen demasiados escritos exotéricos que definen, y reafirman los orígenes, fundamentos y usos de cada una de las cosas que nos parecen interesantes, atrayentes o evocativas en la vida. Parece importante hacerlo en un mundo ideológicamente tan diverso y prolífico en asociaciones y agrupaciones de toda índole, algunas de ellas no exentas de peligros. 

Supongo que por ese comprensible motivo el escrito verdaderamente esotérico brilla por su ausencia en nuestros días. Resultaría, por qué no decirlo, tan sospechosamente proselitista que lo primero que suscitará en un lector ocasional cualquiera serían ganas de correr a denunciarlo a la primera comisaría.

Esto es así en España, salvando algunas distancias de contextos muy reputados que consiguen que su público se sienta seguro. Quizás a algún lector de otros continentes le parecerá curioso o exagerado lo que estoy diciendo. Pero como he dicho antes, nuestras culturas y sociedades, aun en pleno auge tecnológico, siguen estando a años luz de distancia.

Uno de mis símbolos (y nótese que tengo que aguantarme las tremendas ganas de escribir "universales" detrás, imagino que por defectos de egocentrismo cultural) favoritos es la rosa.

Está bien enmendado decir entonces, que uno de mis símbolos favoritos es la rosa europea. Roja carmesí, aterciopelada y muy fragante, si puede ser.

Pero como me he propuesto no aburrir a mis lectores, que sabrán ellos las ganas que tendrán de leerme justo ahora, escribiré ese porqué otro día.

De todas formas, me despediré con un pequeño entremés: La letra de un cántico Rosacruz del siglo XIX en el que solamente se cantaba esta estrofa:

Ad Rosam Per Crucem, Ad Crucem Per Rosam. 

Lo cual significa: A la Rosa por la Cruz, y a la Cruz por la Rosa. Y en aquellos días era una suerte de mantra que se cantaba acompañado de "ohms" para que los cantores consiguieran conectar con el símbolo de la rosa-cruz y aprehender (esto es, integrar íntimamente) las ideas que del símbolo brotasen para después, compartir su experiencia íntima e individual con los demás allí presentes.

No te asustes, que todo eso ya pasó. Pero no está de más que te diga que muchas de las cosas que hoy damos por hechas y que acompañan tranquilamente nuestro día a día, se consensuaron y por ello, prevalecieron en el tiempo, gracias a este tipo de prácticas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tus comentarios.

Popular