24 de octubre de 2021

Elon Melon

Del por qué Elon Musk y sus amiguis del Forbes, que algún día algunos de ellos serán presidentes o alcaldes o quien sabe, quizás gobernadores o incluso tenientes alcaldes o quizás emperadores o vaya usted a saber, quizás lo sean ya, no interesan una mierda a un grupo reducido de personas entre las cuales me encuentro, pasando a formar parte del selectivo grupo de personas anónimas que son denominadas genéricamente incluyendo el nombre del sujeto predominante, i.e., en mi caso sería algo así como "la señora esa que pasa del rollo de Elon Musk y sus amiguis muy importantosos", desterrando así por siempre el valor histórico de mi nombre de pila y, por ende, de mis apellidos también e importándome ello asimismo un pimiento (o dos), suscribo la siguiente reflexión de cabecera pues así consta en los que son denominados de algún modo, con o sin nombre de referencia, que aún poseen algún tipo de valor nominal pues de otro modo ni siquiera serían nombrados y mucho menos agrupados seleccionados señalados y elevados a los altares de oh no a la señora también le importan cero los altares y ni siquiera los agradece pero si, es cierto que son los altares predictivos de alguien y yo me pregunto cuánto tardarán en darse cuenta que todo comenzó para ellos cuando aprendieron a respetar a sus madres y pum, de repente parecía que les seguían y admiraban todo tipo de madres, sobretodo las procedentes de monarquías parlamentarias, que son madres que van y vienen al capricho de los vaivenes giratorios de los países con monarquías parlamentarias y que mientras parece que admiran y siguen con interés a alguien o a alguna cosa lo que en realidad están haciendo es girar y dar vueltas y más vueltas a una minúscula ruedecilla de hamster que sus reyes y presidentes y alcaldes les pusieron al nacer y bien siendo esto así y asumiendo que es así quizás alguien pueda llegar a comprender hasta qué punto no hay madre de país monárquico alguno que merezca siquiera ser nombrada por el sujeto de referencia pues es un hecho que ni siquiera vale la pena el esfuerzo convirtiéndose en valor y moneda de cambio la indiferència y siendo esta la compañera silenciosa de todo monarca y, por consiguiente, de cualquiera de sus súbditos, no halla el amigo Elon sino el eco de la indiferencia patria el cual, reivindicándose de manera agónica a través de los siglos, ha terminado por adquirir el rostro impertérrito y benevolente de algo que parece ser una madre y que sin duda posee remembranza con la madre del monarca de turno aunque también (y eso depende, sobretodo, de los ropajes al uso pero también del nombre de la madre de dios que a uno asista en su lugar de residencia) podría manifestarse en modo iracundo incrementando así de modo súbito el valor de la indiferència en las bolsas pecuarias patrias y esa madre que es la patria también puede llorar y qué duda cabe que llora, y lo hace de verdad, cuando otras monarquías parlamentarias caen y son secuestradas en nombre de la gloria perpetua de los enemigos silenciosos de los notables con nombre y apellidos como Elon Musk y es que esos regímenes denominados comunistas son realmente temibles, ¿no es cierto? Máxime cuando sus líderes en el exilio son prestigiosos premios Nobel de la Paz e inspiran icónica benevolencia a las madres hamster de todo el planeta perpetuando así el toma y daka de los valores pecuarios patrios glibales que convirtieron al señor Musk en un magnate y estos son, básicamente dos, cuales yin y yang en perpetua lucha y se denominan indiferencia, por la parte que ya ha sido nombrada, y resiliencia, por la parte de la insistente longevidad de todo lo que es absurdo en este mundo incluyéndome a mi, por supuesto, y a todos los vástagos del icónico y venerado rostro femenino que son a su vez constructores de ruedecillas minúsculas para futuras mamás hamster que ellos denominan minidharma y que no son otra cosa que minúsculos engranajes de un mecanismo de reloj, que bien podría ser el reloj principal de palacio y que gira impecablemente desde q

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